Sobre la poesía y el mito

Las cuatro funciones de la mitología, según Joseph Campbell, son:

1.- Validar y sustentar un orden moral específico.
2.- Despertar un sentimiento de reverencia ante el mundo. O dicho de otra manera, describir
la dimensión del misterio del ser.
3.- Transportar al individuo a través de los estadios y crisis de la vida. Es decir, ayudarle a
entender integralmente todo el despliegue de la vida.
4.- Presentar una imagen consistente del orden del cosmos.

I

Entonces la mujer de Lot miró atrás y se volvió estatua de sal.

Para Giambattista Vico, existen tres eras en cada ciclo histórico: la era mítica o de los dioses, la heroica o aristocrática y la del pueblo. El uso de la lengua en cada una de ellas sería,
respectivamente, el poético, el alegórico y el descriptivo. En la era mítica, sujeto y objeto están unidos por un poder o energía común. Las palabras poseen fuerzas dinámicas, al
pronunciarlas se libera un poder casi físico. “Haya luz y se hizo la luz”, la palabra es creativa.
Dios es un verbo: “yo soy el que soy”.

El estilo lingüístico de la Biblia no es metafórico, aunque esté llena de metáforas, no usa la
abstracción ni la analogía, y apenas hace uso del lenguaje descriptivo. La forma de expresión
en la Biblia es el kerigma, la proclamación, una forma retórica que mezcla lo metafórico y lo
existencial. Y el vehículo lingüístico del kerigma es el mito. La única metamorfosis de la Biblia
es la que sufre la mujer de Lot.

Wislawa Szymborska da voz a la mujer de Lot, le deja explicarse y contar lo que vio:

Dicen que miré hacia atrás por curiosidad.
Pero, además de la curiosidad, pude tener otros motivos.
Miré hacia atrás apenada por mi escudilla de plata.
Por descuido, al atarme una sandalia.
Para dejar de ver la nuca justiciera de mi esposo, Lot.
Por la súbita convicción de que si caía muerta él ni siquiera se detendría.

María Victoria Atencia reinterpreta el mito así:

Se te iba haciendo el cuello de sal y la sonrisa
de piedra, y eran páramos los campos
y la ciudad azufre, y habías vuelto el rostro
fuera del orden propio natural (o invitada
por ese mismo orden), olvidando la antigua
dulzura consabida, y supiste de pronto
que era aquel gesto tuyo quien prendía las llamas.

Otra mujer “congelada” de la mitología es Dríope:

Celebre por su belleza y privada de su virginidad a la fuerza por Apolo, Dríope lleva guirnaldas a la ninfas con su hijo en brazos, un niño que no ha cumplido un año y aún se alimenta de la leche materna. Dríope arranca unas flores de loto para que el niño juegue, pero de las flores empieza a caer sangre. Lo que pasa es que la ninfa Lotis, huyendo de las obscenas intenciones de Príapo, se ha convertido en loto pero Dríope no lo sabe. Quiere huir, aterrorizada, pero sus pies quedan clavados en el suelo por unas raíces y le va creciendo una fina corteza que envuelve las ingles. Cuando intenta tirarse de los cabellos la mano se llena de hojas que le cubren la cabeza. El niño siente endurecerse los pechos y el lácteo líquido deja de salir aunque él sigue mamando. Dríope dice: “si no he merecido esta desgracia, sufro sin haber cometido ninguna culpa. Quitad a este niño de las ramas de su madre y entregádselo a una nodriza y que beba su leche bajo mi árbol y que bajo mi árbol juegue. Y cuando pueda hablar que salude a su madre y diga con tristeza: en este tronco se oculta mi madre. Pero que no se acerque a los estanques ni coja flores y que crea que todos los arbustos son cuerpos de diosas. Defiende mi ramas de la hoz y los mordiscos de los rebaños. No puedo hablar más”. Una tenue membrana le va subiendo por el cuello. “Apartad vuestras manos de mis ojos, dejad que la corteza y no vuestro piadoso gesto cierre mis ojos que se apagan”. Su boca deja a la vez de hablar y de existir. Y durante mucho tiempo las ramas conservaron el calor del cuerpo transformado.

Edith, Dríope, Pandora, Eva, son arquetipos de la mujer curiosa. Por eso hay que enmudecerlas, convertirlas en piedra, en sal, en plantas, o demonizarlas. Los mitos cumplen una función en la expresión de los problemas sociales (Levi-Strauss). El mito de Dríope se puede leer como un castigo a la maldad de arrancar una flor. Como Perséfone y como muchas mujeres que arrancan flores a lo largo de la mitología, Dríope es castigada por atacar la naturaleza. Un castigo a todas luces excesivo cuando se provocan salvajemente tantas muertes de animales y hombres a lo largo de la mitología. Por eso, en palabras de Anne Carson, “necesitamos nuevas formas de pensar los iconos femeninos, nuevas formas de transformar la versión masculina tradicional. Hay que dar un giro de 180 grados para encontrar ahí distintos y más profundos dolores.”

II

“Cuanto más aislado y solitario me encuentro, tanto más me vuelvo amigo de los mitos”.
Aristóteles.

“Todos necesitamos algo sagrado cuando no hay milagro que nos libre de nosotros mismos”.
Angélica Liddell

La poesía es simbólica y mítica y a más lo es, más nos conmueve. Hablar de mitos es hablar de símbolos. El símbolo es el tejido de las cosas. Cuando no sabemos decir lo que
experimentamos porque nos desborda, porque lo que queremos decir es indecible, demasiado grande o irracional, inventamos nuevas formas para expresarlo. Una es la danza. Otra, el mito.

El mito, según Joseph Campbell, es la entrada secreta por la cual las energías del cosmos se
vierten en las manifestaciones culturales. La filosofía, el arte, la religión, la ciencia emanan de anillo mágico del mito. ¿Cuándo nos separamos del mito? El espacio mitológico se apartó del
espacio científico con la astronomía en el siglo XVII. El tiempo mitológico se apartó del tiempo científico con la geología y la biología en el siglo XIX. Y sin embargo mito no es igual a primitivo o pre-lógico. El mito trata de definir una realidad inabarcable a la razón, es la huella de un tiempo sagrado (María Zambrano).

El tejido de la esencia humana es mitológico. “Quedeme sin saberlo, toda ciencia
trascendiendo”. Tú has sido flor y la flor quiere hablar dentro de ti. Si desconoces eso,
desconoces parte de ti. Si no entendemos los mitos es porque hemos huido lejos de nosotros mismos, porque son nuestro paisaje interior, el más rico. Lo que sucede es que hemos perdido sintonía con la naturaleza. A cada porción de selva que arrasamos, se nos destroza una parte de ese paisaje. Y no lo sabemos.

Jamás convertí a nadie en cerdo.
Algunas personas son cerdos; yo les di
aspecto de cerdo.

Estoy harta de ese mundo vuestro
que permite al exterior disfrazar lo interior.

[…]

toda hechicera es
pragmática por naturaleza; nadie
percibe lo esencial si no es capaz
de afrontar los límites. Si tan solo quisiera retenerte

podría haberte hecho prisionero.

Louise Glück. El poder de Circe.


La mitología es una experiencia comunicativa, una forma de interpretación. Los mitos
integran aspectos del ser primario, de la psique. Un personaje mítico es un psicologema, una
estructura psíquica casi arquetípica, antigua, colectiva.

[…]dile
que así es como un dios se despide:
si me quedo en su cabeza para siempre
permaneceré en su vida para siempre.

Louise Glück. El dolor de Circe.

III

Anne Carson hace otras lecturas de los mitos.

Historia de la guerra: lección 2

Cambio de actitudes: un antiguo catálogo homérico sobre traumas en el campo de batalla
incluye heridas en el globo ocular, nariz, paladar, frente, garganta, clavícula, parte posterior del cráneo, brazos, antebrazo, corazón, pulmones, hígado, bazo, muslo, rodilla, tobillo, talón.
El daño psicológico permanente, a pesar de ser una indiscutible preocupación de la
investigación moderna, no parece haber interesado al poeta de la antigüedad.

Temas de discusión
Compare y contraste el ser herido por una lanza en el bazo con una oscuridad mental
absoluta. Considere la experiencia antigua vs. la moderna, considere si cualquiera de estas e
lo que en poesía se entiende como una hermosa muerte.

Historia de la guerra, lección 3

Si coges una flor, si arrebatas un bolso, si posees una mujer, eres un “tomador”. El verbo
griego harpadsein deriva hasta el latín rapio que nos da la palabra rapto, en inglés rape,
violación. Palabras manchadas con la sangre temprana de las niñas. A veces pienso que el
lenguaje debería cubrirse los ojos cuando habla.

IV

Hace mas de 20.000 años apareció la imagen de la diosa en Europa. Entre los Pirineos y el lago Baikal aparecen en las entradas de los santuario estatuas de piedra o marfil, imágenes
diminutas talladas por los sapiens del Paleolítico, como madres, teñidas con color rojo sangre, carentes de pies. La diosa madre inspira una percepción del universo como algo orgánico, sagrado y vivo del cual ella es el núcleo. A partir de la mitología babilónica se empieza a asociar la naturaleza a una fuerza caótica que hay que someter y es el Dios el que pone orden. El hombre se aleja de la naturaleza.

Démeter está en la tradición de la diosa neolítica del grano. No es la diosa de la Tierra, que es Gea, sino su aspecto nutricio, y llega a Grecia en el periodo micénico. Perséfone, su hija,
etimológicamente es “la que brilla en la oscuridad”. La semilla no muere aunque no se vea
desde la superficie.

En la primera versión, Perséfone
le es arrebatada a su madre
y la diosa de la tierra
castiga a la tierra; esto está
en consonancia con lo que se sabe del comportamiento humano:

que los humanos se siente profundamente satisfechos
al hacer daño, en especial
daño involuntario

se podría llamar a esto
creación negativa.

La estancia inicial de Perséfone
en el infierno aun provoca fuertes discusiones
entre eruditos que debaten
qué sentía la doncella:
si colaboró en su secuestro
o si fue drogada y violada contra su voluntad,
como tan a menudo les ocurre a las chicas de hoy.

Como es bien sabido, el regreso de lo amado
no compensa
la pérdida de lo amado: Perséfone
vuelve al hogar
con manchas de zumo rojo,
igual que un personaje de Hawthorne.

[…]

Te puedes permitir que no
te guste nadie, sabes. Los personajes
no son gente.
Son aspectos de un dilema o de un conflicto.

Louise Glück. Perséfone la errante.

Bibliografía:
Campbell, Joseph (2019). Tú eres eso. Traducción Cesar Aira. Ed. Atalanta.
Frye, Northrop (2018). El gran código. Una lectura mitológica y literaria de la Biblia.
Traducción de Elizabeth Casals. Ed. Gedisa_cult.
Szymborska, Wislawa (1997). Paisaje con grano de arena. Traducción: Jerzy Sławomirski y Ana
María Moix. Lumen.
Atencia, María Victoria (2021). Una luz imprevista. Poesía Completa. Ed. Cátedra.
Ovidio (2000) Metamorfosis. Traducción de Ely Leonetty Jungl. Ed. Austral.
Glück, Louise (2011) Poemarios Averno y Praderas. Traducción: Abraham Gracera y Ruth
Miguel Franco y Andrés Catalán. Ed. PreTextos.
Carson, Anne (2021) Norma Jeane Baker de Troya. Traducción de Jeannette L. Clariond. Ed.
Vaso Roto.

Salomé Ballestero

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