Laura Casielles

RITUAL

Hace muchos siglos, casi al principio de todo,
cuando el peligro tenía a menudo forma de fiera
y no nos creíamos aún más poderosos que los dioses,
encontrarse de nuevo era un milagro suficiente. 

Ocurrió entonces que en todos los idiomas
se inventaron palabras que decían
alabados los ojos que te miran,
bienaventurados los caminos que te traen de vuelta.

Decir me alegro de verte no era entonces una forma de hablar. 

Sigue habiendo lugares, coyunturas,
donde esto se comprende.
En la guerra y el exilio el saludo es una celebración sincera.
Cuando estrechamos las manos en los tanatorios lo hacemos de verdad.

Porque seguir en pie es una suerte para nada despreciable,
haya memoria del asombro en las costumbres del encuentro:

Decir buenos días y que suene a buen deseo.

Abrazar fuerte, porque quién no está regresando de algún viaje.

Preguntar qué tal
y quedarnos a escuchar qué nos responden. 

(De Breve historia de algunas cosas, 2017)

HOMENAJE A LAS HERMANAS

A veces, las mujeres que admiro lloran.
Lloran polen, lloran piedra, lloran plumas caídas de estornino débil
y aceite quemado sobre la arena gris.
Lloran porque no encuentran
el hilo del buen amor,
lloran porque su voz no es una columna de mármol,
lloran por el peso del río. 

Hay mujeres que admiro y no conozco y a veces lloran.
Supongo que también les arden bulbos en las entrañas y tienen en el jardín
tumbas de cedro.
Otras mujeres llevan
el fardo prieto de veinte siglos sobre los hombros.
No tienen mucho tiempo para llorar, pero a veces,
manantiales y pozos y olas se les caen a las manos. 

El charco repta lentamente, llega al mar de los charcos de antaño.

Se evapora, llueve.

Lustrosas espigas se hinchan
en un huerto de otra parte.

(De Las señales que hacemos en los mapas, 2014)

DESCENTRALIZACIONES (IV)

Reivindico mi mitad mora, la parte goda
de mi genoma,
basta ya
de dioses griegos que no riegan mi sangre.

Reivindico
un viejo primate casi en las costas de África,
un pueblo que vivía aquí antes.
Amo
a Ariadna y Helena, sí,
pero ya basta:
¿qué ha pasado
con las tres mil mujeres sabias de la corte andalusí?

No reivindico a Pelayo, no reivindico a Isabel,
no vencí
en ninguno de los Triunfos De La Historia.
No sé si habrá héroes en mi estirpe, mi memoria instintiva se detiene
en un loco y una hereje que llenaron los huecos de mi genealogía
en el tramo que se pierde en los siglos oscuros.

Reivindico
los obreros que pueblan mi escudo de armas
y las lenguas que mataron antes de que yo las pudiera aprender.
Basta ya de vírgenes de óleo y de rosa y de rosae,
ya hemos tenido bastante
derecho romano.  
No fueron mis antepasados los culpables
del saqueo de El Dorado, de las casas
quemadas en Brunei.
Reivindico
a quienes emigraron hasta aquí
y a quienes al desertar por amor me salvaron del limbo.  

Dejad ya de pintarme
un pasado de grandes avenidas
(inconfundibles, rectas, limpias),
dejad ya de decidirme
apellidos ilustres.

Mi memoria rastreará mi linaje
enredando callejas.
Rehilará cien recuerdos elegidos
para un futuro justo.

(De Los idiomas comunes, 2010)

EL AMOR COMO UN NOMBRE DE LA VIDA

Estamos hechos
para buscar la luz,
para encontrarnos.

Nacemos. Aprendemos.
Recorremos el mundo.
Intentamos que nuestro hacer
sea bueno.
Conocemos el mal. Lo combatimos
en la medida en que nos es posible.
Entendemos un poco
cómo se mueve el Cosmos.
Cocinamos. Leemos.
Pasamos las hojas del tiempo
y de vez en cuando alguna noche oscura.

De pronto, en el camino
aparece una mano
que nos ofrece un mundo.

La tomamos. Se nos hace costumbre
caminar a la par.
Inventamos lenguajes,
planeamos planetas.
Abordamos los días
como el sabor de un sueño
que no nos abandona.

En realidad, no ha habido ningún terremoto,
todo sigue su curso como sin darse cuenta,
pero ahora los colores parecen diferentes.

Es más vida la vida.

Un día como otro, como hoy,
hacemos la promesa
de darnos la alegría.

Al ángel de la guarda de los amores limpios
le pedimos
la pasión y la risa,
la fuerza y la ternura,
la libertad en calma,
ser nuestro propio hogar.

A cambio prometemos
hacer honor cada día
a esta buena suerte.

(De Breve historia de algunas cosas, 2017)

LA LEVEDAD DEL PÁJARO

Aprender la levedad del pájaro.
Sacar los pies del nido y encontrar
que fuera el mundo es limpio
y el cielo es amplio
y no nos queda nada
por lo que valga la pena no amar. 

Aprender
la levedad del pájaro. Respirar.
Sentir cómo pasa el aire
por todas las esquinas del cuerpo,
lo más parecido a volar
que puede hacer una mujer
como yo,
con el corazón
pegado a tierra.
Desafiar
la gravedad
como quien desafía
una norma, aprender
la levedad del pájaro.
Olvidar que las cosas pesan
y echarlas al aire,
quedarse quieta y ver
cómo
les nacen
alas.
Lo más parecido a volar
que puedo hacer,
yo que tengo
los pies
de plomo. 

Aprender
la levedad
del pájaro.

(De Los idiomas comunes, 2010)

Fotografía de Sara Campos y Javier Nadales

LAURA CASIELLES (Pola de Siero, Asturias, 1986)

Es autora de los libros Soldado que huye (Hesperya, 2008), Los idiomas comunes (Hiperión 2010; XIII Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal y Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2011), Las señales que hacemos en los mapas (Libros de la Herida, 2014) y Breve historia de algunas cosas (Ediciones del 4 de agosto, 2017). Licenciada en periodismo y en filosofía, tiene un máster en estudios árabes e islámicos contemporáneos, y un doctorado en el mismo ámbito, con una tesis dedicada a la memoria de la colonización española en Marruecos y el Sáhara Occidental, tema en el que se han centrado varios de sus proyectos. En la actualidad trabaja como freelance, haciendo cosas por aquí y por allá en los campos del periodismo, la comunicación y la cultura. Imparte talleres de poesía en diversos espacios: dos de los que tiene por casas habituales para este tipo de proyecto son el Centro de Poesía José Hierro (en Getafe) y la librería Mary Read (en Madrid). 

Redes sociales:

Twitter: https://twitter.com/lauracasielles
Instagram:https://www.instagram.com/lauracasielles


Tres detonantes creativos
El viaje, la conversación y todo lo que nos ocurre en torno al amor.

¿Algún rito preliminar antes de la escritura? ¿Cuál?
Realmente no tengo ningún rito, pero sí que necesito algo: haber bajado el ritmo, estar fuera de las urgencias y el acelere de la vida cotidiana y pasar a otro modo, uno en el que sea posible prestar atención, escuchar el lenguaje, mirar también hacia dentro. Esto no requiere de algo en concreto que sea siempre lo mismo, pero sin duda sí de algo que hay que encontrar o construir, una cierta disposición que hace posible entrar en la escritura.

¿Qué fases atraviesan tus poemas? ¿Cuándo pones fin a un texto?:
Aunque en la prosa puedo “producir” textos bastante deprisa, en poesía soy lenta. Cuando se me aparece un chispazo, una idea, le doy muchas, muchas vueltas en la cabeza, lo amaso ahí, antes de irme al papel o las teclas para anotarlo. Solo cuando he pasado ya bastante tiempo en esas y veo más o menos clara una forma (o todavía no pero empieza a correr el riesgo de olvidárseme o de mezclarse con otras ideas), lo anoto como para salvarlo. Lo guardo en una carpeta de borradores, física o virtual, y ahí puede pasar mucho tiempo antes de que vaya a hacer nada con ese apunte. El momento de trabajarlo, de revisar, corregir, pulir, jugar hasta encontrar la mejor formulación para eso que se ha atisbado, es otro muy distinto, que requiere de tiempo y disciplina. En cuanto al cierre… ese a menudo lo marcan los plazos editoriales, de publicación o de cualquier otra clase: si no, la revisión puede ser infinita. Aunque es verdad también que algunas veces, algunas afortunadas veces, un poema sí que parece cerrado, sí que se aparece con claridad como algo que ya no necesita nada más. 

¿Cuáles son tus referentes poéticos?:
Esa siempre es una pregunta imposible… Digas lo que digas, se quedan fuera muchas voces importantes. Pero vamos a intentarlo. Los primeros poetas a los que leí fueron los que había en las estanterías de casas de mis padres: además de algunos clásicos, me quedé especialmente con Ángel González y Jaime Gil de Biedma. Algo después leí a una autora que iba a ser decisiva para mí, diría que incluso a cambiar mi idea de la poesía en gran medida: Wislawa Szymborska. El mundo se fue abriendo poco a poco en la diversidad de las lecturas y llegué a otras que se convertirían también en fundamentales: Adrienne Rich, Mary Oliver o Mahmoud Darwish son algunas de las que permanecen de manera más clara. Por último, algunas de mis principales referencias son mis contemporáneas: autoras como Miriam Reyes, Yolanda Castaño, Olga Novo, Martha Asunción Alonso, David Eloy Rodríguez, Teresa Soto, Sara Torres, Luis Melgarejo, Carmen Camacho, Berta García Faet… que se suman con su trabajo de los últimos años a maestros y maestras admiradas como Paca Aguirre, Berta Piñán, Fernando Beltrán o Juan Carlos Mestre en las estanterías de los libros imprescindibles.

Un consejo al escritor novel:
El primero sería escribir mucho y sin miedo al error: probar, no evitar aventurarse fuera de los terrenos conocidos, intentar decir lo que quiera decir como quiera decirlo, sin mimetizar voces ajenas. El segundo, encontrar interlocutorxs y disfrutar del intercambio: dar textos a leer a otras personas que también estén escribiendo, compartir el camino. A menudo se cree que el de la literatura es un viaje solitario, pero no tiene por qué ser así. Cuando se rompe la barrera de mostrar los propios textos y abrir la conversación, empieza lo más bonito y divertido. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Leer más

Pablo Texón

CELEBRACIÓN A la mierda con Freud. FRANCISCO UMBRAL. Mortal y rosa. Puedo escribir los versos más tristes esta…
Leer más
Leer más

Amparo Arróspide

Declaración de Independencia de la Savia Elenco: Representantes y Coro Al pueblo de PAÑA  y a todos los…
Leer más
Leer más

Jorge Camacho Cordón

en el cobertizo oculto, en un cobertizo del cerebro, el tesoro de cuchillas: flechas, hachas, lanzas en un…
Leer más
Leer más

Eudris Planche

Parado en un puente I estoy parado en un puente,—el peor de ellos—un puente con sabor a helado…
Leer más
Leer más

Antonio Rómar

De diversos destinos consulares (Ya lo dijo Casimiro Parker en 2011). muro ANTONIO RÓMAR (1981). Antonio Rómar es…
Leer más
Leer más

Laia López Manrique

Poemas de Periférica interior (Stendhal Books, Barcelona, 2021) RETALES, HABLADURAS -la micela atrapa lo sucio atrayéndolo hacia el…
Leer más
Leer más

Romina Funes

I La araña se incrusta y rasca el sonido del mundo  luego teje con su forma  un retrato…
Leer más