ESCUCHO A LA SUSTANCIA ENFERMA DE MI CORAZÓN
Escucho a la sustancia enferma de mi corazón:
No estoy seguro que vivir sea algo tan malo
A veces, en la noche, hay alguien que vigila detrás de la puerta
Lo escucho gemir y blasfemar
pero en la noche
los oídos están llenos de ríos espesos
de acuáticos bisontes
de trajes de agua
entonces me doy cuenta que estoy sordo
como si no valiera la pena vivir
Así siento en lo profundo del corazón
una música fragancia como a cuello de mujer
bendecida por el frío
y la sal
¿Quién va a perder las horas de sueño?
EZRA POUND SALUDA A HILDA DOOLITLE
Hey, H.D.
¿Y si te dijera que mis manos —dice flotando con las manos
[en las nubes Su Cintura
con lo que parecen palabras al oído—
no son Mis Manos
sino las semillas de un bosque frondoso
lleno de pájaros, lombrices
[y venados;
si así te dijera, y aclarara después que tu cuerpo tampoco es tu cuerpo
sino un esponjoso y húmedo fragmento del Hélicon
los mismísimos Ἠλύσια πεδία
que no fuera necesaria la lira para traerla del infierno
las tiendas de Sión, donde nadie se sienta junto a los ríos de Babilonia a llorar;
la pregunta,
entonces:
podrían mis pájaros hacer un nido entre tus piernas,
me dejarías plantar árboles sobre tu pecho,
pueden beber mis venados de tu boca?
POEMA DE LA MUJER CONTIGUA QUE DESCANSA
a Teresita Barrios
Toda tu angustia está presa en la palma de mi mano
JOSÉ CÁRDENAS PEÑA
Aquí no hay excusas orbitando la madera lisa que cubre su cuerpo
una piel coraza de la tierra
una piel que comparte con el mar la cristalina suavidad
(y un par de promontorios)
una piel cordilleras de la sierra
muro regado de calor veraniego
una piel
que la calla luego café con su espalda
(más cama que la cama sobre la que está tendida)
y sigue bocabajo con el sujeto decúbito supino a su lado
El terreno privado sin cercas
el chocolate privado de su envoltura:
su torso desnudo
La iluminación es débil en la habitación
En su piel hay heridas, murmurios solares
casi sus ojos pueden segar la invasión que crece a través de la persiana
campo de enredaderas de luz
(Eso es ella
La líquida superficie de los colores
El olor azul de la tarde impregnada en sus manos
Lo que en una ciudad sobrevive verde
eso es ella)
En el cuarto su voz
brilla como el oro en una cueva ignota
Más adentro un coro entinta sus arterias
de un rojo tum soprano e inconfundible.
En la calle hay animales de veinte toneladas-embriagadas con gasolina
charcos de sombra que dan alivio
charcos que secan la humedad amarilla de la hora pico
Entre un cuerpo, el otro y el tiempo
hay esquirlas de silencio que los separan.
Los besos pierden todo su volumen
si a veces un par de bocas se aman.
Pero la tarde no es infinita
y las manos
de tanto sujetarse
se evaporan como el sudor
que arde en un cuerpo que es una herida
Hay dos voces que cavan una tumba:
la despedida;
y un cajón donde cabe un beso triste
en la mejilla.
Solo en su amor hay puentes para cruzar el abismo.
Así acaba todo.
(pero en el cuarto
umbrosa
ella es el órgano que hace falta).
Nombre:
Brandon.
Apellidos:
Vázquez.
Altura:
1,70.
Escuela creativa en la que te estás formando o de la que has sido alumno:
Soy pez: fui alumno de la piscifactoría. Actualmente me encuentro bajo la tutela de los imagistas y de T.S. Eliot.
¿Cómo te has enfrentado al proceso de creación de estos textos?:
Lo sencillo:
Creo que nunca es sencillo. Siempre quise, en lugar de escribir un poema, hacerlo.
Lo difícil:
Lo más difícil siempre ha sido superar la sensación de que nunca avanzas, de que no estás creciendo.
Lo inesperado:
Sin embargo, lo inesperado es hacer un recuento, voltear hacia atrás en la propia escritura y ver cómo se va moldeando la voz, como de pronto puedes empezar a tener muchas voces, imitar muchas voces.
Dos palabras para describir tu proceso creativo (en relación a los textos que nos envías):
Nunca sin-tradición.