Otras olas, o es la espuma, son los charcos, las riadas, las goteras, originan cada paso del rubor.
O son ellas que reducen a grises, de ese gris escombro que demueve los veranos pues estalla y aniquila el arrebol.
Aunque el gris también nos cubre sus ofrendas, si es el gris del inicio en humedal, diluido desde arriba tras el cierzo que lo acerca y poroso cada polvo se inocula de los versos convertidos en la tierra.
En el agua que leemos nos teñimos de animales, de materias que Chus Pato hace talla en arrecife.
Desde delta es donde Laura Casielles nos conduce por acequias. Un reguero de poemas que deriva en cromatismo.
Y en fauna nos envuelven los pies de clorofila: Ariel Tomás Izquierdo, Andrea Reiriz, Luis Elías Vázquez Barreto y Lana Corujo, compañía desde costas que, aun distantes, apadrinan organismos eucariotas.
Se han colado en ojo de buey Beto Val y su pupila, sus collages iridiscentes con atrezzo de poemas como incendios, un espectro atravesado irradiándonos su prisma.
Salomé Ballestero nos sirve un platillo contundente, este plancton titulado Algunos apuntes sobre poesía documental, tan necesaria en los tiempos de intemperie, barbarie y privación de los reflejos que no deja a nadie indemne.
Y para terminar, Marisa Bello fleta un transporte aéreo en Loa a Oliverio, aguadilla en la que un centrífugo Girondo alejándonos del eje, enjabona irreverencia y devora a lametazos lo negruzco; lo convierte en centelleo y alabamos a Oliverio.
Las goteras diminutas, poderosas, necesarias, sin reemplazo, se fusionan con la luz.
Un mes más originan cada paso, su otro número: otras olas o la espuma. Y la gama por fortuna sigue siendo.
Marisa Bello
Consejo editorial agua
