Verano: arriban olas de calor
y las olas los versos como el agua.
Aprietan unas contra otras las olas que convocan el sudor las olas que hacen brisa y hacen
canto. Con la fuerza y el empuje de un océano de versos combatimos este mes a las primeras:
la ola agua la ola lírica la ola agua revista de poesía líquida aquí de nuevo con su nuevo
número.
Arribar al arrecife de este julio es llegar a una fuente florecida y un vagar meditabundo;
afluentes de aquel río costumbrista que fluye por los versos de Juan Antonio Bernier.
Arribar al delta del verano es desplegarse en agua ecléctica y mordaz en la obra de Amparo
Arróspide.
Llegar hasta el tumulto de la fauna abisal pasado ya el solsticio es sumergirse en la lírica
diversa y siempre múltiple de tantos tantos peces: esta vez en la del pez Teresa Martín, en la
del pez Alberto Becerro, en la del pez Marisol de la Huerta y en la del pez Alaia Durán Arroyo.
Dar el ojo a un mirar a través de un ojo de buey cuando el calor arrecia es entregarlo a la
imaginación punzante del ojo de Ismael Velázquez.
Y de ojos que punzan lo poético oblicuamente mirando de reojo el lenguaje desde el puro
movimiento nos llega a la mirada el plancton de Salomé Ballestero en su Poesía y danza, una
relación simbiótica o lo que aprendo con Poliana Lima.
Y la aguadilla: hacer una aguadilla a las puertas de este agosto es algo agudo, muy agudo, tan
agudo como hacer dislocaciones bien compuestas; como ver el juego loco que nos brinda
francisco agudo.
En verano: arribar es derretirse
pero el agua con su ola llega siempre.
Pilar Trol
Consejo editorial agua