Sumergida
entre el asfixiante torbellino
un pequeño espejo
rectangular.
Encuentro en la pulida superficie
enmarcada en plástico azul,
un sorprendente parecido
con mis ojos:
una lámina vacía
repetida al infinito.
Antes de llegar a la caja
giro sobre mis pasos y lo dejo,
de nuevo,
en el estante.
(Marcha por el desierto, Autoedición, 2004, Pregunta ediciones, 2020)
***
Como si el cuerpo del otro
albergase estancias acogedoras
aún por descubrir, busco
en su rostro
-mientras lo gira distraído para llamar
al camarero-
una entrada que me libre
de esta atmósfera fría
e inconstante.
Sonrío, y se produce la voz al quebrarse el cristal por la fuerza del viento.
Después, cortinas abriéndose
y cerrándose desplazadas
por una corriente de aire.
(Marcha por el desierto, Autoedición, 2004, Pregunta ediciones, 2020)
A LA AUTORA LE INQUIETA QUE LA MIRADA ATENTA DEL MÉDICO PUEDA HABER PROVOCADO SU ENFERMEDAD
A Lina Chamie
No puede dejar de preguntarse
si fue el sonido de la idea
al quebrarse
lo que llamó la atención
de su mirada,
o si fue la mirada
lo que causó la transformación de la idea
en polvo suspendido.
Si existía siquiera la idea antes de la mirada.
(De Es el verbo tan frágil, 2008)
TIPOLOGÍA DE LAS CINTAS INVISIBLES QUE APRISIONAN LAS MUÑECAS Y TOBILLOS DE QUIENES PASEAN CON SANDALIAS Y VESTIDOS LIVIANOS SIN SABERSE OBJETO DE UNA COMPOSICIÓN
De haber reconocido antes alguna violencia en aquella mínima presión sobre la piel que no dejaba marca se habría liberado de ella. Como de las sandalias que ahora descansan sobre la alfombra, junto a la mesa del arquitecto.
(De Y ¡pum! Un tiro al pajarito, Arrebato Libros, 2014)
ZOILA AUGUSTA EMPERATRIZ CHÁVARRY DEL CASTILLO, MÁS CONOCIDA COMO YMA SUMAC, ALCANZA CINCO OCTAVAS Y ABRE UNA SELVA DONDE LOS PIES ADQUIEREN LIGEREZA Y BRÍO
Estar aquí y estar allí. Ese es el secreto de la gran pista de baile del espíritu: que donde el cuerpo no, allí sí. Allí, donde todo es verde y frondoso y no molestan los insectos, ni la lluvia acatarra, ni la tierra hiere la piel descalza. Liberarse de la cárcel del texto sin atravesarlo. Quedarse en él, bailando enloquecidamente y sin propósito en los cientos de caminos que lo cruzan a la vez en varias direcciones.
(De Y ¡pum! Un tiro al pajarito, Arrebato Libros, 2014)
SANDRA SANTANA es autora de los libros de poemas Es el verbo tan frágil (Pre-Textos, 2008), Y ¡pum! un tiro al pajarito (Arrebato, 2014) y Marcha por el desierto (Pregunta Ediciones, 2004/2020), así como del ensayo El laberinto de la palabra. Karl Kraus en la Viena de fin de siglo (Acantilado, 2011; Premio Ciudad de Barcelona). Como traductora ha realizado y publicado versiones de la obra de Ernst Jandl (Si no puede hacer nada por su cabeza, al menos arréglese la gorra, Arrebato, 2019), Karl Kraus (Palabras en versos, Pre-textos, 2005) y Peter Handke (Vivir sin poesía, Bartleby Ediciones, 2009; premio de traducción del Ministerio de Educación, Arte y Cultura Austriaco). Ha sido becaria de creación de la Residencia de Estudiantes y del programa Artists-in-Residence de KulturKontakt Austria. En la actualidad es profesora de Teoría de las Artes en la Universidad de La Laguna (España).
Tres detonantes creativos:
Tal vez sólo hay uno, siempre el mismo: la incomprensión, la sorpresa, la maravilla, el misterio.
¿Algún rito preliminar antes de la escritura? ¿Cuál?:
No tengo ningún rito asociado a la escritura, tan sólo, tal vez, una condición: que se abra un tiempo ante mí des-pre-ocupado. Es decir, libre de preocupaciones y ocupaciones. Es algo poco frecuente, en general el tiempo se pasa cumpliendo tareas pendientes de modo casi automatizado y no hay ocasión para abordar tareas puramente creativas. Escribiendo poesía hay que estar dispuesto a perder el tiempo, a salir de la lógica de la productividad. Solamente así, tal vez, se me ocurre se recupera el tiempo, logramos hacerlo nuestro.
¿Qué fases atraviesan tus poemas? ¿Cuándo pones fin a un texto?:
Atraviesan muchas fases. Es raro que un poema se construya de una vez y no haya cambios posteriores. Con mínimas variaciones (y a veces con variaciones sustanciales) mis textos pueden atravesar unas 14 o 20 versiones. Es difícil saberlo. Los textos no los doy nunca por terminados porque esté enteramente satisfecha (siempre hay algo que podría mejorarse, que podría decirse mejor y no sé cómo) sino por agotamiento (siento que ya no puedo hacer nada más por ellos).
¿Cuáles son tus referentes poéticos?:
Las elegías de Duino de Rilke, La tierra baldía de T. S. Eliot, las Iluminaciones de Rimbaud, la obra de Lorca y las novelas de Virginia Wolf fueron algunas de las obras que más me influyeron y me determinaron a la hora de decidirme escribir. También Samuel Beckett y Marcel Proust llegaron a mí en lecturas tempranas que no puedo olvidar. Después llegaron otros muchos nombres. Los más importantes, aquellos me enseñaron (y que siguen enseñándome) a desaprender lo que sea la poesía o, en general, la literatura.
Un consejo al escritor novel:
Que no se rinda, pero que libre su batalla siempre con el texto y no con la posibilidad de publicar o de tener muchos lectores. Es ahí donde creo que reside el verdadero disfrute de la escritura y la verdadera dificultad. Publicar es fácil, mucha gente lo hace, probablemente demasiada. Pero escribir una obra que merezca la pena leerse… Ese es el verdadero reto.