María Paredes

I

No llegas nunca a tiempo de parar.
La posibilidad está ahí,
flota en la marisma,
un poco más lejos del aire recién gastado. 
Pero tú no llegas nunca
a beber de la salina rosa
y prefieres
las piedras del asfalto,
la gasolina cerca de un mechero,
la servidumbre a un vicio,
o los volantes huérfanos. 

Quién te acogerá en un pecho
que vuelva a ser de leche
para llenar tus pulmones
de limpia savia o de fuego líquido. 

Quién te detendrá en el aire,
romperá tus alas con el amor único
de los estorninos o los quebrantahuesos.
Quién te dará un tridente para que juegues
a imaginar, y ya no necesites 
sentir con tanta fuerza
la crudeza real del desastre. 
Y entonces, aprendas a parar.

III 

No, yo nunca he aspirado
un viscoso veneno de serpiente. 
Qué va. No he estado a mar abierto
sin brazos, pulmones ni piernas
-esquife imposible de velas rotas-.

No te asustes,
que no he encontrado nunca cañones
cuando buscaba monedas
-su cuño, decían, de un fulgor tramposo,
no era para mí-.

No temas. No tiembles.
Es todo mentira. 
No es verdad que pueda recorrer países
sólo con mirar la palma enferma de mi mano.
No he conocido el ruido ni los alambres,
ni los dientes de las sierras,
ni las playas más en sombra.

Jamás he tenido sed.

En serio, no te asustes.
La vida puede ser un verano.
No existen madrugadas
que puedan romperte la piel.
Ni estacas salvajes clavadas
en la boca de un niño. 

No hay por qué alarmarse,
todo daño es mentira.
Así que no te despeines,
no cojas altura,
y sigue durmiendo
al resguardo del placer
que procuran los ojos vendados.

VII

A veces aprieta fuerte la supervivencia
y urge enderezar el sentido de los parques,
y por eso yo esas veces 
ensayo cómo enseño los colmillos, 
debato con mi miedo en bambalinas, 
me inyecto veneno de batallas,
me compro cuatro pieles de repuesto,
me curo a lametazos las toallas que no tiro
y me agarro con las yemas descarnadas
a la cima –siempre abismo- de mi instinto 
de pantera enfebrecida.


Nombre:
María.
Apellidos:
Paredes Ramírez.
Altura:
166.
Escuela creativa en la que te estás formando o de la que has sido alumno:
Fuentetaja y Hotel Kafka.

¿Cómo te has enfrentado al proceso de creación de estos textos?:
Escribo siempre desde lo inesperado, y luego trato de darle un andamiaje.

Lo sencillo:
Lo difícil:
Lo inesperado:
Dos palabras para describir tu proceso creativo (en relación a los textos que nos envías):
Fiebre y raíz.

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